Friday, June 04, 2010

Birthday of Norberto del Prado, OP (1852-1918)


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Biografía (tomada de la Enciclopedia GER):

Datos biográficos. Obras. Filósofo y teólogo español, de la Orden de Predicadores. Nació en Lorío (Asturias) el 4 jun. 1852. Recibió el hábito dominicano en Ocaña en 1879, y profesó al año siguiente. En 1873 marchó a Filipinas, donde se doctoró en Filosofía y Teología cinco años más tarde. Explicó primero Filosofía y luego Teología en la Univ. de Manila durante una docena de años.

Desde 1890 fue profesor de la Univ. de Friburgo (Suiza) hasta su muerte, en esa ciudad, el 14 jul. 1918.

Sus obras más importantes son: De gratia et libero arbitrio, 3 vol., Friburgo 1907; Santo Tomás de Aquino y la Inmaculada. Estudio crítico-teológico de la cuestión 27 de la tercera parte de la Suma Teológica, Vergara 1908; De veritate fundamentali philosophiae christianae, Friburgo 1911; Divus Thomas et Bulla dogmatica «Ineffabilis Deus», Friburgo 1919 (póstuma). Dedicó su vida a la investigación y la docencia, hasta el punto de no haber desempeñado en la Orden más cargo que el de definidor general. Solía redactar íntegras sus explicaciones de clase, de las que fueron litografiadas las correspondientes a sus comentarios de la Suma Teológica (8 vol.); parece ser que su muerte paralizó el proceso que las hubiera llevado a la imprenta.

«Su erudición no es muy extensa, comparada con la de otros autores de menos fama; es certera, fácil, abundante, dentro del campo de sus investigaciones y preferencias. Seis autores, además de la Biblia, le subyugaban y tenía por modelos: Santo Tomás, que es su ídolo científico; Balmes y el cardenal González, como encarnación del pensamiento cristiano en estos tiempos; San Agustín, Donoso Cortés y Cervantes, como normas de expresión y de gracia» (L. G. Alonso Getino, o. c. en bibl., 131). Mantuvo el más estricto método escolástico, en el que apreciaba su rigor y su fuerza dialéctica, y defendió con calor las posiciones tradicionales de la escuela dominicana en la exégesis de Santo Tomás. Su influjo, por lo demás, fue notable en la preparación y formulación de las XXIV tesis tomistas, publicadas por la S. Congregación de Estudios el 27 jul. 1914: el card. Lorenzelli, prefecto de la misma, había felicitado efusivamente al P. Del Prado, tres años antes, por la edición del De veritate fundamentali... (V. NEOTOMISMO).

Filosofía y Teología. De gratia et libero arbitrio es una defensa sistemática y apasionada de las soluciones clásicas en la escuela dominicana desde el s. XVI. Es un intento, además, de mostrar la raigambre tomista de tales soluciones (cfr., especialmente, part. III, cap. XI), aunque no acaba de resultar concluyente. Los libros y artículos sobre el problema de la Inmaculada Concepción de la Virgen constituyen un esfuerzo notable para sumar al Aquinate a la corriente concepcionista, pero en este caso sus razones resultan aún menos convincentes que en el anterior. Santo Tomás es, sin duda, demasiado explícito en la Sum. Theol. 3 q27 a2 ad3, y lo es también la tradición dominicana durante siglos.

La obra capital, sin embargo, de P. es De veritate fundamentali..., que anticipó en diversos artículos aparecidos en las revistas La Ciencia Tomista (Salamanca), Divus Thomas (Piacenza) y Revue Thomiste (París). Punto de partida es la siguiente expresión de Ráulica: «La filosofía de Santo Tomás es exclusiva y eminentemente cristiana; y la filosofía cristiana, en toda su plenitud y perfección, sólo se encuentra en Santo Tomás» (La filosofía cristiana, t. II, parte III, introd.). El eje y meollo de la filosofía tomista será, pues, la verdad fundamental de la filosofía cristiana, según confirman abundantes textos pontificios (ib. XVI-XXI) (V. TOMISMO; FILOSOFÍA IV).

«Como en el universo, en la filosofía de Santo Tomás Dios está presente en todas partes por esencia, presencia y potencia; y sobre la verdadera noción de Dios se asientan sólidamente, y se ponen de manifiesto con claridad, las cuestiones supremas de la misma filosofía, que son coronadas por aquélla con admirable resplandor...» (ib, XXI). Pues bien, el Aquinate afirma: «Solus Deus est suum esse; in omnibus autem aliis differt essentia re¡ et esse eius», «Sólo Dios es su ser; en todos los otros seres es diferente su esencia y su (acto de) ser» (Summ Th. 1 q. 61 al). «He aquí la tesis fundamental de toda la filosofía de Santo Tomás, que con justicia y razón se llama filosofía cristiana» (ib. XXX). La doctrina tiene antecedentes en el campo filosófico, pero su fuente principal, para S. Tomás, fue la S. E. y más en concreto el texto del Éxodo (3,13) en que Dios responde a Moisés: «Ego sum qui sum; sic dices filiis Israel: Qui est mistt me ad vos». Los más grandes tomistas, por otra parte, reconocieron siempre que esta noción de Dios es una de las ideas claras del pensamiento de S. Tomás (ib. XXXI-XXXIX).

Tras la amplia introducción, centrando el problema, P. divide su obra en cinco partes, que respectivamente estudian: I) la composición real de sustancia y esse en los entes finitos; II) el fundamento de la primera división del ente real en ente por esencia y ente por participación; III) el ente por esencia: Dios; IV) el ente por participación: la criatura; V) la verdad fundamental de la filosofía cristiana en su referencia a la Teología. El libro se mantiene, en líneas generales, dentro de la tradición dominicana, y responde en su estilo y método a la escolástica decimonónica (v. NEOESCOLÁSTICOS).

Del Prado representa una valiosa inflexión en la tradición filosófica realista. Por vez primera, se proyecta a la máxima luz el papel cardinal de la distinción real entre esencia y existir (o acto de ser) -y con ella, del esseen la Metafísica, y en concreto en el pensamiento de S. Tomás. Lo que hasta entonces se consideraba casi siempre sólo una de las doctrinas capitales de la metafísica tomista es descubierta como la verdad fundamental, y no meramente con una declaración hecha al paso, sino con una obra construida para ponerlo de manifiesto. Algunos tomistas posteriores han sido acusados de «existencializar» la filosofía del Aquinate por haber subrayado en ésta el papel del esse (acto de ser o existir), pero tal «acusación» no era posible en P., muerto antes de la aparición del existencialismo (v.), y ajeno a la mentalidad de «aggiornamento».

P. subraya que el esse es acto de todo ente, que es la perfección suprema, que no es determinable por nada sino determinante definitivo, que es el acto último, que es lo más íntimo y lo más profundo de toda realidad, y que, por ello y de suyo, es superior y más radical que vivir y entender, que la vida y la sabiduría (8-10). Dios es, pues, puro esse, o lo que es lo mismo, esse subsistens o ens per essentiam. En las criaturas, por el contrario, la distinción real entre su esencia y su existir constituirá la raíz última de su ser, que es por ello ens per participationem (v. ESENCIA; SER). Sólo desde esa perspectiva adquieren su más honda dimensión las nociones de sustancia (v.), accidente (v.), individuo (v.) y supuesto (130-42). A esa conclusión llevan las cinco vías para probar la existencia de Dios (v. DIOS IV, 2), y desde ella adquieren sentido los problemas de los atributos divinos y de la creación (236-89). De ahí también parte toda aclaración de los dogmas de la Trinidad y de la Encarnación (516-74).


[...]

A. DEL TORO.

BIBL.: L. G. ALONSO GETINO, "El Padre Norberto del Prado," La Ciencia Tomista XVIII (1918) 129-39 (incluye bibl. completa de P.); P. MANDONNET, Nota necrológica antepuesta a Divus Thomas et Bulla dogmatica «Ineffabilis Deus», Friburgo 1919.

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